El aval como garantía en el caso de deber cumplir una obligación económica. Básicamente, el aval funciona como un seguro, esto es, si la persona que debe cumplir la obligación no paga, responderá por ella la persona que le avala (el avalista), quien deberá hacerse cargo de sus obligaciones. En el artículo de hoy hablaremos del aval bancario.

Hoy en día, debido a la mayor seguridad que tanto los propietarios como los bancos exigen para cobrar sus deudas, los avales bancarios son bastante frecuentes en los contratos de alquiler. Lo habitual es que el valor del aval se corresponda con el valor del alquiler de la vivienda durante un tiempo determinado o con la suma de la renta mensual de ciertos meses.

 

¿Qué es un aval bancario?

El aval se trata de un contrato en el que una persona física o jurídica asume el pago de cierta persona en caso de que esta no lo satisfaga, básicamente, asegura el cumplimiento de obligaciones financieras o económicas.

En el caso del aval bancario, la entidad financiera será quien actúe como avalista. En el caso de que la persona avalada no cumpla con sus obligaciones con un tercero, el banco se compromete a hacerse cargo de ellas.

Lo habitual es que la entidad financiera cobre al cliente por ofrecerle el aval, normalmente el cliente paga al banco que lo avala cierta cantidad al mes, de esta manera podrá cubrir un posible impago en un futuro. Dada la utilidad del aval bancario, se asemeja a las funciones de un seguro de pagos.

 

Características del aval bancario

Como ya hemos dicho, el aval bancario es un contrato de tipo privado. Por ello, cuando hablamos de las características del aval bancario, nos fijaremos en las fijadas para un contrato. El aval bancario deberá especificar:

  1. En el contrato deberá aparecer la identificación del avalado, de la persona que lo avala (avalista) y del beneficiario del aval.
  2. Además se deberá especificar la obligación determinada que se garantiza.
  3. Para que el beneficiario pueda exigir el cumplimiento de las obligaciones del avalista y ejecutar el aval, deberán aparecer los requisitos para ello.
  4. Cuando hablamos de entidades, también deberán aparecer las comisiones y gastos a los que deberá hacer frente el avalado.
  5. El plazo de duración del aval y la exigibilidad de la garantía.
  6. En caso de no haber una fecha concreta en la que finalice el aval, se determinarán las condiciones para la cancelación del mismo.

 

¿Quién puede pedir un aval?

  • Las Administraciones Públicas en el caso de un contrato con un particular.
  • Las entidades en la concesión de un préstamo.
  • Los particulares en el caso de un contrato, como el contrato de arrendamiento.

 

¿Cuándo se puede pedir un aval bancario?

Lo habitual es que los avales bancarios se suelan pedir en las siguientes situaciones:

  1. Pago de rentas en el caso del arrendamiento de una vivienda o inmueble.
  2. Pago aplazado en las compras de bienes o servicios
  3. Entregas a cuenta debido a la compra de un bien.
  4. Suministros de mercancías por parte de un proveedor.
  5. Prórrogas de deudas tributarias.
  6. Adjudicaciones de contratos o bienes en concursos públicos.

 

¿Cuánto cuesta un aval bancario?

Una vez explicado qué es y cómo funciona un aval bancario, puede que te preguntes cuánto cuesta un aval bancario. Como es lógico, dependerá de cada entidad financiera o banco las cuotas o comisiones que te exijan. Asimismo, el coste del aval bancario variará según el riesgo que vaya a asumir el banco y la cantidad que se avala.

Los gastos más frecuentes de los avales bancarios son:

  • El porcentaje que se aplica sobre el importe total del aval.
  • El riesgo trimestral que asume la entidad, el que el avalado deberá pagar cada tres meses.
  • La formalización del aval y la comisión por la gestión.
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